“Châtelet-Les Halles”, repite una voz de aeropuerto por el altavoz. En el andén, los pasajeros se agolpan para precipitarse luego sobre el ramal del tren de cercanías RER (Réseau express régional) B. Tras diez minutos, justo el tiempo de hojear un diario gratuito, el tren llega a La Plaine-Stade de France. Un gentío compacto, ellos de traje y corbata y ellas de traje sastre, móvil en una mano, portafolio en la otra, desciende y se dirige con paso apresurado hacia ultramodernos edificios de vidrio. Más de cuarenta mil personas llegan, cada día, hasta una de las mil setecientas empresas instaladas en la zona activa de La Plaine, en Saint-Denis, en el norte de París. Y este número no para de aumentar.
El barrio desentona en este suburbio de ciento cinco mil habitantes. Alrededor de las residencias sociales y de las flamantes viviendas, se encuentra el complejo Franc-Moisin con sus enrejados, sus (...)