Las supresiones que contempla la reforma militar de Estados Unidos comprenden especialmente los combates por tierra mecanizados en Europa y las operaciones contrainsurreccionales en Afganistán y en Pakistán. El fin es concentrarse mejor en otras regiones –en particular en Asia y el Pacífico– y otros objetivos: la ciberguerra, las operaciones especiales y el control de los mares. “La fuerza interaliada estadounidense será aligerada”, precisaba el ministro de defensa Leon Panetta, “pero será más ágil y flexible, lista para desplegarse rápidamente, innovadora y tecnológicamente perfeccionada”.
Según Obama y Panetta, esta nueva orientación es el reflejo de una situación interna y externa sombría. En Estados Unidos, debilitado por la crisis económica, la deuda pública explotó; en virtud del Acta de Control Presupuestario adoptada en 2011, el presupuesto del Ministerio de Defensa será recortado en 487.000 millones de dólares en el transcurso de los diez próximos años. Es posible que haya recortes más importantes (...)