La prolongación de la crisis iniciada en 2008 puso un tema en el primer plano de los debates: la desindustrialización de los países “centrales” del sistema-mundo (Estados Unidos y Europa). El presidente estadounidense Barack Obama, quien comienza un año electoral, eligió esta cuestión como una de las líneas directrices de su campaña (junto con la lucha contra la industria financiera, responsable del primer episodio de la crisis, y la cuestión de las desigualdades). La palabra “insourcing”, la otra cara del outsourcing, es decir, la subcontratación, aparece en escena. La idea general es restablecer la producción industrial en el territorio nacional; lo que en Francia se denomina “relocalización”.
Es difícil poner en duda la urgente necesidad de un retorno de la industria, tras un movimiento masivo de la producción hacia las periferias. Puede verse allí una forma de hacer disminuir el desempleo y frenar la decadencia –relativa– de las economías centrales, pero (...)