Cada año hay elecciones legislativas en cinco o seis Estados de la Unión Europea (UE). En la medida que, en esos países, las tres cuartas partes de las leyes son la simple transposición al derecho nacional de los actos legislativos adoptados a nivel comunitario, la lógica indicaría que, en todas partes, las políticas europeas deberían estar en el corazón de los debates electorales. Pero eso no ha ocurrido hasta ahora.
Los partidos que gobiernan, ya sean de derechas o socialdemócratas, han logrado la hazaña de “santuarizar” las políticas de la UE poniéndolas fuera del alcance del voto de los ciudadanos. En la mayoría de los casos, esas políticas sólo son objeto de vagas declaraciones a favor de una Europa más “democrática” o más “social”. Lo que no obliga a nada y permite preservar los tratados como forma de impedir todo cuestionamiento de la orientación neoliberal de la UE. Sin embargo, esta (...)