Es por la mañana temprano en Villa Nueva, un suburbio popular de Ciudad de Guatemala. Las vendedoras ambulantes se instalan en la puerta de las empresas subcontratistas que producen para la exportación, las llamadas maquilas. Tras sus cacerolas humeantes, las modestas comerciantes aguardan la llegada de los autobuses repletos de obreras. Las mujeres que bajan de esos autobuses suelen ser jóvenes, provienen de barriadas populares, pero se las ve bien arregladas. Algunas se detienen un momento, apenas el tiempo para tomar en silencio una sopa de maíz hirviendo, y luego se apresuran a ocupar sus puestos. Los vigilantes cierran tras ellas las puertas de la empresa.
En Guatemala, como en toda América Central, el boom de las maquilas data de la década de 1990. Al cabo de más de 10 años de guerras civiles –en ese país como en Nicaragua y en El Salvador– la paz reina nuevamente en esa región, (...)