Se acaba de cumplir el primer año de la legislatura nacida tras las elecciones del 14 de marzo de 2004. Un momento que muchos aprovechan para hacer balance. Hay terreno donde elegir. Por ejemplo, en la política exterior ocupan el primer plano la guerra de Iraq, las relaciones con los EEUU o con Marruecos, y el Tratado constitucional europeo. Y en el ámbito nacional, otra guerra –la del agua– y otra cuestión constitucional –la revisión del diseño autonómico, con especial atención a Euzkadi y Catalunya– propician interpretaciones y valoraciones no sólo dispares, sino antagónicas, por no hablar de las medidas en derechos sociales, como el reconocimiento del derecho al matrimonio de los homosexuales.
Con todo, quizá pase desapercibido, como menor, puramente instrumental, un asunto que sin embargo podría adquirir importancia decisiva en el desarrollo de la vida democrática, y no sólo en los tres años que restan. Me refiero a la (...)