En invierno, la mayor parte de los ciudadanos rusos anda por su casa en camiseta, pantalones cortos o ropa liviana, la ventana… entreabierta. Afuera, en Siberia, la temperatura ronda los 40 ºC bajo cero, con frecuencia menos 25 ºC en Moscú. Pero en las viviendas, a veces el calor es tan asfixiante que hay que dejar que se cuele un hilito de aire helado por alguna ventana entornada.
Herencia de la URSS, el sistema de calefacción urbana todavía alimenta a tres cuartas partes de los hogares. Problema: la temperatura no se puede regular desde cada domicilio. Esta red, la más extensa y la más antigua del mundo, fue concebida sin mayores preocupaciones para ahorrar gas, carbón o gasoil. Las fábricas de producción de calor, con frecuencia integradas a las centrales eléctricas de los parques industriales, son máquinas de tragar combustible. En cuanto a las tuberías que transportan el agua caliente, van (...)