Cualquiera que haya vivido en la costa oeste de América del Norte seguramente lo sabe: cada año, en la misma época, cientos de especies de aves migratorias vuelan recorriendo, de norte a sur y de sur a norte, distancias de longitud variable a lo largo de dicha plataforma continental. Una de esas especies es el gorrión de garganta blanca. A diferencia de la mayor parte de sus congéneres, esta variedad posee la muy poco habitual capacidad de quedarse despierta hasta siete días seguidos en periodos de migración. Tal comportamiento de temporada le permite volar o navegar de noche y buscar alimento durante el día sin tener que descansar.
En los últimos cinco años, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha destinado importantes sumas al estudio de estas criaturas. Investigadores de diversas universidades, en particular la de Madison (Wisconsin), han recibido financiación pública para estudiar la actividad cerebral de estas aves (...)