“Me llamo Victoria, vivo en este bloque. Lo hago todo por 2,50 euros”. La frase, en minúscula y con marcador azul, está escrita en el exterior de la puerta de un ascensor en la que también puede leerse: “Puerta del infierno”, grabada con navaja. El ascensor, ubicado en la torre más alta de un populoso complejo de viviendas sociales situado en una antigua cuenca minera transfronteriza del norte de Francia y en la región belga de Hainaut. La antropóloga y médica belga Pascale Jamoulle llevó a cabo en ese lugar una extensa investigación, que le permitió sumergirse en las relaciones sociales de los tres complejos habitacionales de nombres soñadores y familiares: las Mimosas, las Amazonas, la ciudad del Faro.
Su libro relata la situación, las trayectorias y vivencias de tres generaciones de hombres “al límite”. En un medio precario, ellos afrontan la difícil (re)construcción de su identidad masculina. De descripción en (...)