Itapecerica da Saerra, en las afueras de Sao Paulo. Desde el Morro do Osso (“colina del hueso”), la vista abarca las filas de chabolas construidas con una tela de plástico negro tendida sobre estacas de madera o de caña. En algunos lugares, una columna de humo blanco señala los fuegos sobre los cuales se calienta el café matinal. Allí, unas tres mil familias llegadas de las favelas de la megalópolis ocupan un terreno privado sobre el cual flamea la bandera del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST). Ruido de martillos, sierras, picos… En esta nueva ciudad sui generis siempre hay un pozo o una letrina para cavar, un techo para reparar, un tabique para apuntalar.
El MTST nació en 1997 por iniciativa del Movimiento de los Sin Tierra. “Su creación partía de un dato –el 85% de la población brasileña reside en zonas urbanas– y representaba un intento de articular (...)