Washington, Tel Aviv, París
Los ultras preparan la guerra contra Irán
“Hay que preparase para lo peor”, ha manifestado Bernard Kouchner, y lo peor “es la guerra”. Esta declaración del Ministro de Asuntos Exteriores referente a Irán ha levantado numerosas críticas y ha esclarecido los cambios de orientación de la nueva diplomacia francesa (leer el editorial de Ignacio Ramonet). Ésta ha confirmado principalmente que los Estados Unidos estudiaban muy seriamente una operación militar contra la República Islámica. De hecho, a pesar de todas las precauciones y los rodeos sobre la necesidad de perseverar en la vía diplomática, la Casa Blanca ya ha lanzado una ofensiva estratégica contra Irán, por la que se autorizan acciones “no letales” en el interior de este país y se respalda a grupos separatistas, ya sean árabes, kurdos, baluches o azeríes. Lejos de apoyar a la oposición democrática, este intervencionismo contrario al derecho internacional ha permitido a los “duros” del régimen reforzar sus posiciones y hostigar a intelectuales y demócratas. Sin embargo, en Teherán, se piensa que es posible entablar un diálogo con Washington. Para lo cual se debería aceptar que se pongan sobre la mesa todos los temas del contencioso entre los Estados Unidos e Irán. Y que la Casa Blanca renuncie a su objetivo de “cambiar el régimen”.
por Selig S. Harrison,
octubre de 2007
En el seno de la Administración de Bush dos bandos se enfrentan por la política hacia Irán. Por una parte, el vicepresidente Richard Cheney, sus aliados del Pentágono y del Congreso –aguijoneados por el American-Israel Public Affairs Committee (Aipac)–, proponen bombardear no sólo la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz sino también los emplazamientos militares iraníes situados cerca de la frontera con Irak. Por otra, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, desea continuar la vía diplomática, reforzando y ampliando las negociaciones con Teherán iniciadas en mayo en Bagdad, sobre la estabilización de Irak. Pero para obtener el aplazamiento de una decisión sobre la opción militar, Rice aceptó un compromiso peligroso: una intensificación de las operaciones clandestinas destinadas a desestabilizar la República islámica, que fueron confirmadas por una directiva presidencial a finales de abril de 2007]].
Esas operaciones empezaron hace unos diez años, pero a falta de cobertura oficial, la Agencia (...)