“Barrios-gueto”, “barrios difíciles” u otros “barrios de exilio” son, desde hace unos veinte años, objeto de dramáticos reportajes, a veces sensacionalistas. ¿Pero es lo único que nos obliga a interrogarnos o inquietarnos? Porque estas categorías territoriales, que emergen en Francia en la década 1985-1995, no son un simple “reflejo”, incluso deformado, de la realidad social; no se trata sólo de exageración o mentiras. Lo que está en juego es también –y sobre todo– una nueva manera de observar y reflexionar sobre la pobreza urbana que, paradójicamente, aun haciendo hincapié en la gravedad del “problema”, tiene como principal característica dejar en la sombra el origen de la dominación social, económica e incluso racista.
¿Cómo llegamos a esto? Para comprenderlo, conviene apartar la mirada –al menos un instante– de esos eternos objetos de investigación, los “barrios difíciles” y sus habitantes, para interesarse en la manera en que el “problema de los suburbios” se (...)