En 1909, el químico alemán Fritz Haber logra combinar el nitrógeno del aire con el hidrógeno mediante la síntesis del amoniaco (NH3). ¿Una reacción química como tantas otras? No exactamente. Esta revolucionó la agricultura al posibilitar duplicar o incluso triplicar los rendimientos. Para muchos especialistas, la invención del fertilizante nitrogenado ha permitido alimentar a la población del planeta, que pasó en el siglo XX de 1.500 a más de 6.000 millones de personas. Este descubrimiento a primera vista genial le valió a su autor el Premio Nobel de Química en 1918. Una atribución controvertida, ya que Haber también había participado en el diseño de los gases de combate utilizados en las trincheras. Este investigador de orígenes judíos también contribuyó al desarrollo del Zyklon B, el funesto gas utilizado veinte años después por los nazis en los campos de exterminio.
La nutrición de las plantas presenta un aspecto paradójico. Aunque el aire (...)