Phnom Penh, 3 de enero de 2014. Amanece en el bulevar Veng Sreng, transformado en campo de batalla. Los trabajadores en huelga de las empresas de confección, numerosas en este barrio, han erigido barricadas y acosan a las fuerzas del orden. Lanzan piedras y cócteles Molotov. Varios centenares de policías pesadamente armados responden con porrazos, granadas de gases lacrimógenos y ráfagas de AK-47. Estos choques tienen lugar cuando la huelga, lanzada el 24 de diciembre y convocada por las seis principales centrales sindicales del país para conseguir un aumento del doble del salario mínimo –de 80 a 160 dólares al mes (de 50 a 100 euros)–, paraliza la cuasi totalidad de las empresas.
El día antes, la Brigada 911, una unidad paracaidista de elite, había reprimido brutalmente a los huelguistas de la empresa Yakjin. Los enfrentamientos con las fuerzas del orden siguieron toda la noche, hasta el inicio de la tarde. (...)