A veinte años de los Acuerdos de Oslo, la Unión Europea acaba de dar un primer paso para hacer creíble su posición oficial a favor de un Estado palestino “independiente, democrático, unido y viable”. Una directiva publicada en julio de 2013 vuelve en efecto inelegible para el financiamiento europeo, a partir del 1 de enero de 2014, a cualquier entidad israelí –empresa, universidad, laboratorio de investigación, asociación– establecida del otro lado de las fronteras de 1967 y que ejerza una actividad en una colonia en Cisjordania o en Jerusalén Este.
Esto debería poner fin al apoyo a una sociedad como Ahava, que explota lodos y sales minerales en el Mar Muerto, mar al que los industriales palestinos siguen teniendo el acceso prohibido; o incluso a la Israel Antiquities Authority, por medio de la cual las autoridades israelíes ejercen un cuasi monopolio sobre la reglamentación, la conservación y la exhibición de los (...)