Junio de 2015, Feria Internacional de Armamento de Kubinka, sesenta kilómetros al oeste de Moscú. Los representantes de diversos países asiáticos y de Oriente Próximo navegan entre los stands de los ochocientos expositores rusos y extranjeros y se agolpan ante el “chalet” de la compañía Uralvagonzavod (UVZ). ¿El motivo de su curiosidad? Un vehículo dotado del sistema de artillería Buk-M2E de Almaz-Antey, el primer productor ruso de misiles tierra-aire. Esta batería es un arma terriblemente eficaz, capaz de apuntar simultáneamente a veinticuatro blancos, lo que permite disuadir a cualquier fuerza aérea, y cuenta, además, con capacidad antimisiles. En el stand, y a continuación en el “Business Center” de la Feria –decorado con motivos de camuflaje–, abundan los apretones de manos mientras los representantes comerciales acumulan protocolos de acuerdo que anuncian futuras ventas.
Seis meses más tarde y 3.000 kilómetros más al sur, UVZ vuelve a montar su stand en el salón (...)