Sábado 27 de febrero, Mobile (Alabama). La reunión anual del comité ejecutivo del Partido Republicano de Alabama tiene lugar en la gran sala del centro de convenciones tres días antes de las elecciones primarias en varios Estados del sur del país. Cientos de personalidades notables participan en dicha reunión. Ahí es más fácil cruzarse con un representante electo negro que con un partidario de Donald Trump. Una singular paradoja en un Estado en el que el multimillonario neoyorquino parece muy popular –algo que se confirmará tres días más tarde ganando con un elevado margen las elecciones primarias– y donde el Partido Republicano está compuesto casi exclusivamente por blancos.
Desde el estrado no se pronuncia el nombre de Trump. Pero está presente en la mente de todos. El éxito de su campaña compromete el futuro del partido. Cada elección cuenta con uno o dos candidatos poco apreciados; y ¿cómo luchar, por ejemplo, (...)