La cruda luz del sol incendia la carretera hasta reducir en cenizas la dispersa sabana del archipiélago de Lamu, al noreste de Kenia. Ahmet, un hombre harapiento, con rasgos macilentos generados por la horas dedicadas a vigilar kilómetros de vallas, quiere tenerlo claro. “Esto no va muy deprisa, Lamu se mueve siempre a la velocidad de un asno…Está en construcción el edificio de los policías, pero nada que se parezca a un puerto que costaría miles de millones de dólares…Sinceramente no sé lo que hay que conservar. La pista aún no está asfaltada y el puerto será inaugurado en el 2016. Tengo dificultades para creerlo…”.
Sin embargo, la Administración keniata y sus socios del sur de Sudán y de Etiopía, muestran un entusiasmo desconcertante en lo que concierne al éxito de la mayor obra pública de la historia de África desde las independencias. ¿El objetivo? Transformar la economía del (...)