Por primera vez, la Cámara Baja del Parlamento pakistaní ha llegado al término de su legislatura, el pasado 15 de marzo, sin que un golpe de Estado o un tsunami político la hayan hecho saltar prematuramente en pedazos. Desde la independencia, en 1947, el país ha vivido tres golpes de Estado, todos ellos generadores de caos político y de descarríos constitucionales. “Rezo para que Dios nos bendiga, que la democracia se mantenga y que la próxima Asamblea también llegue a su término”, exclamó, durante la primera sesión, Yasmeen Rehman, diputada del Partido del Pueblo Pakistaní (PPP), el partido en el poder (centro-izquierda), y presidenta suplente de la Asamblea Nacional.
Tres semanas antes, el Ejército había aplacado los temores cuando prometió no interferir en las próximas elecciones legislativas, previstas para el 11 de mayo. “Hace cinco años que apoyamos el calendario político en curso”, aseguró el general Aslam Saleem Bajwa, jefe de (...)