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Los arcanos de un golpe de Estado judicial en Brasil

La destitución de la presidenta brasileña Dilma Rousseff en 2016, y el espectacular proceso judicial y la encarcelación, en 2018, del candidato favorito para las elecciones presidenciales, Luiz Inácio “Lula” da Silva, se basaron en un mismo motivo: la lucha contra la corrupción. Numerosos observadores aprobaron esta limpieza llevada a cabo en nombre de la justicia republicana. Pero, más tarde, se dieron cuenta de que se trataba de un golpe de Estado judicial que acabó beneficiando a la extrema derecha.

por Perry Anderson, septiembre de 2019

La operación “Lava Jato” (“lavado de alta presión”), relacionada con el mayor escándalo de corrupción de la historia reciente brasileña, estalló en marzo de 2014. Recayó bajo la responsabilidad del juez Sérgio Moro, quien ya había estado practicando en 2005 como juez auxiliar en otro caso con gran eco mediático: el escándalo del mensalão, relativo al pago de sobornos por parte del Partido de los Trabajadores (PT) a algunos diputados para obtener su apoyo.

Moro describe su manera de proceder en un artículo publicado a mediados de los años 2000: consistía en imitar los procedimientos puestos en marcha durante la operación “Mani Pulite” (“manos limpias”), que, a comienzos de los años 1990, provocó la caída de los partidos de gobierno italianos, lo que precipitó el final de la I República. En su texto, Moro subraya la importancia de dos aspectos de este método: el recurso a penas de prisión preventiva para (...)

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