Cuando el primer ministro indio Narendra Modi se presentó como chowkidar (protector) de la nación, tras los enfrentamientos indo-pakistaníes posteriores al atentado perpetrado en Cachemira en febrero de 2019, Rahul Gandhi, presidente del Partido del Congreso, replicó enseguida: “El protector es un ladrón”. Habida cuenta del éxito cosechado por Modi, reelegido en mayo de 2019 con una mayoría aún más amplia que en 2014, esta frase no consiguió el efecto deseado. No obstante, la corrupción no deja de ser una constante de la vida política, y de la vida sin más, en la India.
Más allá de los escándalos de los que puede hacerse eco la prensa, la India es, en efecto, el país de la zona Asia-Pacífico donde se recurre con más frecuencia a los sobornos. Y los más desfavorecidos son los más afectados: el 73% de los pobres debe hacer uso de estas prácticas al menos una vez al (...)