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“La computación en nube” cambia las reglas del juego

Las nuevas estrategias informáticas

Como un fluido vital, en nuestra sociedad la información digital está en todas partes: circula en las redes, se exhibe en las pantallas, se oye en los teléfonos móviles… Todos los artefactos materiales que en otra época estaban asociados a nuestras prácticas de acceso a la información –libros, diarios, discos, carteles, cuadros, álbumes de fotos– ceden terreno ante las herramientas electrónicas. Las empresas también se convierten al digital. Órdenes de pedido, facturas, seguimientos de envíos, archivo contable y legal, documentación de los productos, relación con el cliente: el ciclo de vida del documento administrativo se convierte, en la mayoría de los casos, en un circuito informático.

Se habla de “desmaterialización” para referirse a esa separación entre el soporte físico y el contenido. Pero la expresión es ilusoria: toda esa información tiene que estar almacenada en algún lado, los tubos tienen que estar enterrados en algún sitio, los cables deben ser instalados en el fondo del mar… Más que a la desaparición del soporte material, se asiste a su transformación. Se trata de una de las grandes cuestiones que se juegan en las batallas actuales: ¿quién va a concentrar la administración de la información en los centros de procesamiento de datos, quién va a ofrecer a los particulares y a las empresas herramientas de almacenamiento y de difusión? ¿Quién, al fin de cuentas, proveerá de capacidad de cálculo para todas las operaciones de “procesamiento de información”?

por Hervé Le Crosnier, agosto de 2009

La era digital no se molesta en localizar los datos. Nadie puede decir en qué disco duro está almacenada una fotografía del sitio de imágenes on-line Flickr o un vídeo de YouTube. Ni qué microprocesador está trabajando para uno. Cada vez más, esos procesamientos y esos datos abandonan el microprocesador familiar para unirse a centros remotos, a los que los usuarios acceden a través de internet de alta velocidad.

Esta arquitectura lleva el nombre de cloud computing (“computación en nube”): los datos están repartidos en una nube de máquinas, conformada por los cientos de miles de ordenadores-servidores que tienen los gigantes de la web. Como la información está grabada con varias copias en la nube, es posible repartir los cálculos para evitar las congestiones informáticas. Gracias a la nube de servidores, cada técnico informático dispone de una capacidad de procesamiento ampliamente superior a la de su propia máquina, e incluso mayor (...)

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