Ahora que los franceses son llamados de nuevo a las urnas para las elecciones legislativas del 10 y del 17 de junio, la existencia de una alianza entre las clases populares y la clase media parece una evidencia para gran parte de la izquierda, adepta a un “frente” que se reivindica, según quién emita la opinión, “antisarkozysta”, “antiliberal” o simplemente “de izquierda”. Pero la ausencia de una reflexión táctica profunda oculta un hecho histórico: la mayoría de las veces, este tipo de coalición es el resultado de abandonar los proyectos de transformación social más avanzados en pro de reformas que, si bien permiten progresos, resultan limitados. De allí la necesidad de volver sobre algunos experimentos políticos con el fin de determinar en qué condiciones podría encararse hoy una alianza de ese estilo.
En la época de la Revolución francesa, la voluntad de terminar con el Antiguo Régimen reúne, en un principio, (...)