No se enseñan los cantos revolucionarios, especialmente La Internacional, en las escuelas de periodismo. Es muy lamentable, pues el poema de Eugène Pottier, escrito en 1871, conserva toda su actualidad. Por ejemplo estos dos versos que cualquier demócrata debe suscribir:
Ni en dioses, reyes ni tribunos,
Está el supremo salvador.
Basta con remplazar “tribuno” por “banquero” –lo que no desnaturalizará el mensaje– para mostrar el carácter inquietante del concierto de alabanzas que ha acogido la reciente decisión del presidente del Banco Central Europeo (BCE) de comprar en cantidades ilimitadas títulos de la deuda soberana de los países (sobre todo de España y de Italia) a los que los mercados imponen tasas de intereses exorbitantes.
No se trata aquí de demorarse en el contenido de esta decisión cuyo verdadero objetivo ha sido señalado por numerosos economistas, en especial Jacques Sapir: imponer en todas partes políticas de austeridad colocando algunos nuevos países de la (...)