Muchas de las condiciones para el rescate financiero –a sabiendas de que éste habría de producirse tarde o temprano– se pusieron en marcha por adelantado, si nos atenemos a las declaraciones del presidente del Bundesbank en lo que respecta al mercado laboral. El pasado mes de julio, cuatro meses después del decreto ley de reforma laboral, el Parlamento convirtió en ley la mutación más substancial que haya sufrido el Estatuto de los Trabajadores desde su aprobación. Culmina así un rosario de reformas estructurales que llegan ahora al éxtasis desregulador. El legislador ha logrado penetrar, finalmente, en el núcleo duro del Estatuto de los Trabajadores a través de las grietas abiertas previamente, sin las cuales, este desmoronamiento final no hubiera sido posible.
La nueva Ley bien podría intitularse de medidas para el fomento del despido, si atendemos al extenso catálogo de incentivos económicos –reducción de las indemnizaciones, eliminación de los salarios de (...)