Cuando se trata de analizar los desequilibrios que sufre la economía de Estados Unidos, la mayoría de los economistas minimizan el impacto del déficit comercial estadounidense o incluso se desinteresan completamente por él. Y sin embargo es fundamental. Aún menos mencionan el origen de ese déficit –consecuencia directa del plan de salvamento elaborado por el Tesoro estadounidense durante la crisis asiática de 1997–, a pesar de que ese programa, puesto en práctica por el Fondo Monetario Internacional (FMI), infló hasta la explosión la burbuja financiera que, en 2007, sacudió el sistema financiero.
Antes de 1997, Estados Unidos registraba déficits comerciales que superaban apenas el 1% del Producto Interior Bruto (PIB). En el espíritu de la Administración de Clinton, uno de los objetivos principales de la reducción del déficit presupuestario era provocar una disminución de los tipos de interés que, a su vez, conduciría a una bajada del dólar. En efecto, un (...)