En 1989, Jo Ritzen, ministro laborista de Educación de los Países Bajos, declaró que las universidades debían impartir más clases en inglés. El vendaval de críticas que levantó la idea de esa afrenta a la cultura del país fue de una fuerza tal que el Parlamento aprobó una ley que convertía el neerlandés en la lengua oficial de la educación.
Hoy, lo que en aquel momento indignó tanto a la opinión pública, se ha convertido, en gran medida, en una realidad. Es cierto que el uso del inglés se restringe a las licenciaturas, grados y a los másteres de las enseñanzas aplicadas. Pero ya es mayoritario en los másteres universitarios más prestigiosos, y situó a los Países Bajos en el primer puesto en la Europa no anglófona con relación al número de formaciones en inglés. Los másteres en ciencias de la vida, ingeniería y economía encabezan estas formaciones en cuestión.
Esta tendencia (...)