Un día un compañero en Beirut me preguntaba si Europa está preparando nuevos acuerdos Sykes-Picot, haciendo referencia a los acuerdos secretos franco-británicos que, en mayo de 1916, redibujaron el mapa de Oriente Próximo (léase "Quiero Mosul", dijo Lloyd George). Su pregunta era fruto de dos observaciones: por un lado, el derrumbe del viejo sistema de Oriente Próximo establecido a finales de la Primera Guerra Mundial y, por el otro, la capacidad y la voluntad manifiestas de Europa de instaurar un nuevo orden político en la región.
En efecto, el mapa actual de Oriente Próximo es engañoso. Las fronteras que hoy delimitan los territorios de Irak, Siria, el Líbano, Turquía, Yemen, etc., son ficticias y ya no reflejan la realidad en el terreno. De este modo, la frontera sirio-iraquí ha dejado de existir al menos desde 2012. Del lado iraquí, el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) controla (...)