En la carretera que va de Kirkuk, ciudad que acaba de pasar a manos de las fuerzas del gobierno regional del Kurdistán, en Hawija –localidad suní en la que desde hace algunos días ondea la bandera del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL)–, los todoterrenos del convoy militar kurdo dan media vuelta bruscamente. El conductor del vehículo guía ha pasado el último puesto de control kurdo sin darse cuenta y avanza hacia las posiciones adversas, situadas a menos de un kilómetro, antes de caer en la cuenta de su error.
El motivo se encuentra en que la frontera es muy reciente: las construcciones de hormigón del antiguo puesto de las fuerzas de seguridad iraquíes acaban de cambiar de ocupantes. Los colores de la bandera de Irak federal, deslucidos por el sol y el polvo, todavía se distinguen en una de sus paredes, pero los jóvenes peshmergas ya han colocado (...)