Aunque las privatizaciones en los ámbitos de la sanidad y de la educación se produjeron en Suecia con la llegada al poder de los “partidos burgueses” en 1991, después de sesenta años de dominación por parte del Partido Socialdemócrata de los Trabajadores, la izquierda ya había preparado el terreno. Desde finales de los años 1980, el Gobierno había comenzado a inspirarse en teorías de la “nueva gestión pública”, importando a la Administración herramientas y prácticas provenientes del sector privado y abogando por una fuerte descentralización.
La municipalización de la escuela, aprobada en 1989 de la mano del socialdemócrata Göran Persson, ministro de Educación de 1989 a 1991, puso fin al servicio público unificado: la asignación de recursos presupuestarios y la tutela de la gestión de los centros educativos dejaron de ser responsabilidad del Estado, pasando a serlo de las 290 administraciones municipales. A pesar de las huelgas organizadas entonces, los profesores (...)