En enero de 2019, durante una conferencia sobre los usos militares del espacio, la comisaria Elżbieta Bieńkowska dejaba entrever la creación de una “infraestructura pública protegida” encargada de las cuestiones estratégicas y militares europeas. De aquí a 2023, con Galileo, los ejércitos europeos deberían ganar en autonomía en incontables usos actualmente dependientes del GPS estadounidense: geolocalización, transmisión de datos, inteligencia, rescate en zonas apartadas, bombardeos de precisión… “Galileo vuelve más autónomos a los ejércitos europeos al suministrarles recursos militares fuera del control de Washington”, afirma Bleddyn Bowen, especialista en asuntos espaciales de la Universidad de Leicester. Sin dejar de querer ser la referencia, los estadounidenses también saben sacar partido de Galileo, como complemento o ayuda de su sistema.
“El sistema de geoposicionamiento no lo es todo; hay que hablar de conectividad en un sentido amplio”, considera Olivier Zajec, profesor titular de Ciencias Políticas de la Universidad Jean-Moulin Lyon III. “Por ejemplo, (...)