Por lo general, las transferencias de poder no son del agrado de los regímenes autoritarios. Sobre todo cuando al frente de los mismos se encuentran todopoderosos dirigentes obligados a ceder su sitio debido a su edad o… a su muerte. La mayoría de los regímenes de Asia Central, constituidos por instituciones políticas frágiles o consideradas ilegítimas, han experimentado esa clase de delicada coyuntura estos últimos años. Los gobernantes, a menudo secretarios generales del Partido Comunista local reconvertidos en los primeros presidentes de su país tras la independencia de 1991, han desaparecido uno tras otro tras haber detentado los cargos políticos más importantes durante varias décadas: Saparmurat Niyázov en Turkmenistán e Islam Karimov en Uzbekistán fallecieron respectivamente en 2006 y 2016; en marzo de 2019, en Kazajistán, el presidente Nursultán Nazarbáyev renunció a la presidencia a los 78 años de edad; hasta Emomali Rahmon, de 67 años, comienza a pensar en (...)