La costa que se extiende al sur de Durrës, a orillas del Adriático, ofrece un concentrado de la historia reciente de Albania. En los tiempos de la dictadura nacional-comunista, de 1945 a 1991, una pinada bordeaba la larga playa de arena fina que se extendía una veintena de kilómetros y no albergaba más que unos pocos hoteles estatales y las villas del Bllok, el barrio reservado a los dirigentes. Tras la caída del régimen –el más cerrado de Europa–, los árboles empezaron a ser sustituidos por nuevos edificios y el ritmo de construcción se intensificó hasta que los accesos al mar quedaron bloqueados por hoteles y viviendas. Sin embargo, el seísmo del 26 de noviembre de 2019 abrió los primeros huecos en la fachada costera.
“Muchos edificios se construyeron sobre la arena o sobre terreno pantanoso, con unos cimientos muy poco profundos –constata Luljeta Bozo, profesora de Ingeniería Civil–. Era evidente (...)