Creíamos que con la “respuesta” a la crisis (financiera privada) en forma de planes de austeridad (pública) sin precedentes ya habíamos adelantado mucho. Pero la prolongación del “pacto de competitividad” nos lleva a otro viaje del que ni siquiera vemos el final. Hasta dónde puede llegar la paradoja de la profundización neoliberal en respuesta a la crisis neoliberal es una pregunta cuya profundidad se vuelve hoy insondable.
En este inverosímil encadenamiento –donde una conmoción secular no lleva a ninguna revisión doctrinal sino más bien a la reafirmación extendida de lo que ha fracasado de un modo tan completo–, el casillero “reducción del déficit” dio lugar, lógicamente, a una de esas “deducciones” extrañas, que condujo del previsible fracaso de las políticas de austeridad a la imperiosa necesidad de constitucionalizarlas. A pesar del estribillo que repite ad nauseam que el rigor es una estrategia de regreso al crecimiento, y aunque nos haya valido (...)