En los pueblos alejados de la cordillera de Sahyadri, en la costa oeste de la India, los nombres de la empresa nuclear francesa Areva y de su modelo de reactor presurizado europeo (EPR) se han incorporado al lenguaje cotidiano, al igual que los términos “radiactividad”, “plutonio” y “residuos nucleares”. Estos pueblos de extraordinaria belleza que rodean Jaitapur, a unos 400 kilómetros al sur de Mumbai, pertenecen a uno de los “puntos calientes de biodiversidad” del planeta. Allí, Areva planea construir próximamente seis reactores nucleares de 1.650 megavatios (MW).
El socio de Areva, la Nuclear Power Corporation of India Ltd. (NPCIL), quiere convertir a Jaitapur en el mayor complejo nuclear del mundo. La empresa, controlada por el gobierno, planea desterrar a los cuarenta mil residentes que hoy viven de los recursos naturales y los productos de ese ecosistema (arroz, mijo, lentejas, verduras, hierbas, pescados y frutas, entre las cuales se encuentra el (...)