La expresión “discriminación positiva” hizo su aparición en el vocabulario político francés hace unos veinte años y su primera irrupción en ‘Le Monde’ se remonta a 1987. Pero su verdadera imposición como moda se produce en los años dos mil: se recurre a ella para volver anónimos los currículos de los candidatos a un puesto de trabajo, consecuencia del acuerdo firmado entre el Instituto de Estudios Políticos y un cierto número de liceos situados en Zonas de Educación Prioritaria (ZEP),o para la introducción de criterios de origen en las investigaciones sociológicas…
Nicolas Sarkozy fue el primer político en reivindicarla... durante un tiempo, antes de utilizar este ‘gadget’ en sus (escasas) apariciones en los suburbios. Curiosamente, mientras que la “discriminación positiva” suscita, al menos en los medios de comunicación , un debate relanzado por las revueltas de los suburbiuos en otoño de 2005, nadie sabe verdaderamente cómo definirla. Por defecto, nos basta (...)