Los egipcios de la Antigüedad empleaban el término “miou” para referirse a los gatos. Lo que hace de “miaou” una de las palabras francesas con un origen más remoto. A no ser que, sencillamente, los egipcios tuvieran el mismo oído que nosotros. Que todos nosotros, ya que los alemanes dicen “maui”, lo rusos “myau”, los hablantes de swahili “nyau”, los chinos “miao”, los japoneses “nya” y los malgaches “mao”.
A la sombra de las pirámides, el gato ya es apreciado por su gracia despreocupada y su habilidad para defender el trigo de los ratones. En el siglo V a. C., Herodoto cuenta en sus Historias que las familias egipcias hacen momificar cuidadosamente a sus gatos y se afeitan las cejas en señal de duelo. También señala que, en Bubastis (actualmente Tell Basta, donde se puede visitar el cementerio de gatos), la gran celebración anual de Bastet, la diosa con cabeza de (...)