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Educación, sanidad, agricultura, banca: los buenos negocios de los discípulos de Rudolf Steiner

La antroposofía: una discreta multinacional del esoterismo

¿Qué tienen en común la agricultura biodinámica, una escuela con una pedagogía atípica, una gran empresa de cosméticos y una inversión en una granja eólica? Todas están vinculadas a la antroposofía, una corriente espiritual fundada a principios del siglo XX por Rudolf Steiner. Este movimiento internacional, discreto pero influyente, dispone de intermediarios económicos y políticos… hasta en el seno del Gobierno francés.

por Jean-Baptiste Malet, julio de 2018

En la cima de una colina, un monolito domina el municipio de Dornach (cantón de Soleura, Suiza): el Goetheanum. El edificio alberga la sede de la Sociedad Antroposófica Universal, fundada en 1923 por el ocultista Rudolf Steiner (1861-1925). Filósofo, teó­logo, poeta, economista, botánico, dietista, artista, historiador, escenógrafo, Steiner tampoco le hacía ascos a la arquitectura. Diseñador de este imponente edificio, también concibió varios edificios adyacentes y una escultura de nueve metros, El representante de la humanidad. El conjunto forma un campus esotérico dividido en doce secciones, una de las cuales es la de “antroposofía general”, especializada en “investigaciones sobre la reencarnación, el karma, la cristología y el estudio de las jerarquías espirituales”. Dentro del Goetheanum, el visitante puede adquirir retratos de Steiner en toda clase de formatos, así como los 354 volúmenes numerados de sus obras completas (1).

En lo alto de una escalera, descubrimos “la gran sala”: mil butacas, un fresco New Age en el techo, vidrieras, grandes pilares esculpidos, un órgano instalado en una tribuna sobre la entrada, un escenario. Cuando el pasado 23 de marzo, segundo día de la Asamblea General de la Sociedad Antroposófica Universal, se levanta el telón, los participantes descubren a unos bailarines que hacen ondear sus vestimentas en una demostración de euritmia, una práctica ritualizada por Steiner hecha de movimientos que se supone permiten al adepto conectarse con las “fuerzas cósmicas”. “Vosotros también podéis participar”, dice Stefan Hasler, responsable de la Sección de Artes Escénicas. De repente, cientos de antropósofos extienden los brazos desde sus butacas para reproducir el lenguaje gestual ocultista recitando mantras en alemán: “¡Alma del hombre! Vives en la pulsación corazón-pulmones que mediante el ritmo del tiempo te lleva a sentir la esencia de tu alma”.

En vida, Steiner dotó a su movimiento espiritual de una visión del mundo, una estética, espacios de sociabilidad, un culto, una medicina, una agricultura, una dietética y escuelas. Un siglo después, la antroposofía es un imperio. Con 14.000 millones y 4.000 millones de euros respectivamente en activos bajo gestión, los bancos Triodos y GLS, dos instituciones fundadas y dirigidas por antropósofos, figuran como referentes de la “banca ética” (2). Estas instituciones sostienen a empresas de inspiración antroposófica. 1.850 guarderías y 1.100 centros educativos Steiner-Waldorf (así llamados por la fábrica de cigarrillos del mismo nombre, cuyo propietario pidió a Steiner en 1919 que creara una escuela para sus obreros), repartidos en 65 países, aplican los principios pedagógicos del ocultista austriaco. Los laboratorios Weleda, número uno de los cosméticos biológicos en Francia y Alemania, facturaron 401 millones de euros en 2017 vendiendo en el mundo entero lociones capilares de romero, pasta dentífrica de ratania, aceites esenciales anticelulíticos de abedul, así como 109 millones de euros con “medicamentos antroposóficos”. El 33,5% del capital de la empresa y el 76,5% del derecho de voto de Weleda están en manos de dos accionistas mayoritarios, la Sociedad Antroposófica Universal y la clínica antroposófica Arlesheim, colindante con el Goetheanum (3).

Los laboratorios Wala, también posicionados en el mercado de los “medicamentos antroposóficos” y los cosméticos, poseen la marca Dr. Hauschka, emplean a unas mil personas y facturan 130 millones de euros anuales. Más de 3.700 médicos titulados practican la “medicina antroposófica” en todo el mundo, aunque muchos profesionales de la salud consideran esta doctrina una pseudociencia. Buena parte de estos terapeutas “alternativos” han recibido su formación en la Universidad de Witten/Herdecke, fundada por antropósofos, que, con 38 millones de euros de presupuesto anual, es la primera universidad privada de Alemania. Antropósofo declarado, el millonario alemán Götz Werner fundó la cadena de droguerías DM, líder europeo del sector. Con 3.500 oficinas y 59.000 asalariados, su grupo factura más de 10.000 millones de euros anuales. En febrero de 2018, la marca cerró un acuerdo de asociación con Demeter, la marca de la biodinámica, que controla 1.875 km² de tierras agrícolas en todo el mundo.

En Bruselas, los antropósofos cuentan con un lobby para defender sus intereses ante las instituciones europeas, la Alianza Europea de Iniciativas para la Antroposofía Aplicada - ELIANT, además de con un Consejo Europeo para la Educación Steiner-Waldorf (ECSWE), una Federación Internacional de Asociaciones Médicas Antroposóficas (IVAA), una filial de Demeter International y una Fundación Rudolf Steiner. Estas cinco estructuras comparten domiciliación.

En el interior del Goetheanum reina una estética singular. Las puertas, ventanas, paredes, muebles y lámparas no tienen ángulos rectos. Imperan los tonos pastel y la asimetría. Este estilo se encuentra también en las escuelas Steiner-Waldorf de todo el mundo, en las clínicas antroposóficas y en las instalaciones de las sucursales nacionales de la Sociedad Universal. Viene acompañado de una tipografía corporativa presente por doquier, en los envases de los productos Weleda, en el logotipo de Demeter o en el de la marca alemana de juguetes de madera Ostheimer, en las páginas web antroposóficas, los folletos de las clínicas, las cajas de lápices de colores de cera de abeja omnipresentes en las escuelas Steiner, hasta en la señalética del Goetheanum o en la lápida de Rudolf Steiner.

Paradoja de un movimiento que parece estar en sintonía con su época, la antroposofía nace como reacción ante la modernidad. A finales del siglo XIX en Alemania, determinados predicadores reavivan un pasado germánico mitificado, condenan el progreso técnico y científico, las ciudades y la Ilustración. Exaltan la naturaleza y las raíces medievales de un Volk (“Pueblo”) orgánico, rural e inmutable. En la década de 1880, Steiner, que hizo estudios técnicos y de filosofía en Viena, publica decenas de artículos en la prensa pangermanista (4). Por un breve espacio de tiempo forma parte de la redacción del Deutsche Wochenschrift, un semanario vienés de explícito subtítulo: “Órgano por los intereses nacionales del pueblo alemán”. Apasionado del esoterismo, en 1902 se une a la Sociedad Teosófica y se convierte en secretario general de su filial alemana. En 1913, organiza una escisión y funda la Sociedad Antroposófica, un sincretismo mezcla de esoterismo, filosofía idealista, mística cristiana, paganismo völkisch (poblado por dioses legendarios como Thor, Odín y Loki) y de cientificismo, que por entonces impregna las sociedades europeas. En la estela de los románticos alemanes, Steiner sostiene que la intuición y el arte abren caminos para el conocimiento de la verdad y la redención de los pueblos. La antroposofía rechaza el calificativo de religión: se considera una “ciencia del espíritu” y defiende el rigor de sus métodos de investigación.

Esta “ciencia” se basa en un postulado: la naturaleza última de la realidad descansa en el espíritu. “Tras esta flor, antes de esta flor, estuvo la idea de flor”, explica Jean-Michel Florin (5), director de la Sección de Agricultura, señalando un ramo colocado sobre una mesa. Para los antropósofos, la racionalidad matemática y la ciencia moderna explican solo la parte material, “visible”, del mundo. Según ellos, espíritus y fuerzas sobrenaturales actúan en un mundo invisible. “No debemos imaginar ese mundo suprasensible como algo lejano y difuso”, escribe Florin en su Opúsculo sobre biodinámica. La antroposofía, según él, es “la ciencia” que descubre, mediante la vía espiritual, los misterios de ese mundo oculto. “Los procesos de iniciación hacen evolucionar al hombre desde la forma normal de conciencia diurna, hasta una actividad psíquica en la que dispone de órganos especiales para sus percepciones espirituales”, considera Steiner, que afirma que es posible comunicarse con los muertos (6).

A lo largo de las 6.000 conferencias que impartió, Steiner reveló que Karl Marx era la reencarnación de un señor feudal de la Edad Media convertido en siervo a causa de los atropellos de un bandido, que no era otro que Friedrich Engels (7). “Lo que tenían que resolver entre ellos se transformó, durante el largo camino entre la muerte y un nuevo nacimiento, en un deseo de compensar el daño que se habían hecho el uno al otro”, dice Steiner, para quien el alma humana progresa ininterrumpidamente a través de los milenios, conforme a un ciclo de 25.925 años, esto es, de un “año platónico” (8).

Para Steiner, Marte es un planeta líquido, la Tierra un cráneo gigante, la Luna un cúmulo de astas vitrificadas y tejer fortifica los dientes; las islas y los continentes flotan en el mar, sostenidos por la fuerza de las estrellas; los planetas tienen alma; los minerales provienen de las plantas; los seres clarividentes pueden detectar a los ateos porque estos necesariamente están enfermos; inicialmente inmóvil, la Tierra fue puesta en rotación por el “Yo” humano (9). “Será el Bien descubrir cómo, a partir de ambos lados del cosmos, las fuerzas de la mañana y las fuerzas de la tarde pueden ser puestas al servicio de la humanidad: de un lado a partir de los Peces, del otro a partir de la Virgen” (10), explica este polígrafo cuyo pensamiento inspira hoy a docentes, banqueros y agricultores. “De hecho, nos encontramos aquí y allá observaciones que pueden parecer extrañas, escabrosas, o incluso delirantes”, escribe Raymond Burlotte, responsable del Instituto Rudolf Steiner de Chatou (Yvelines), en la página web de la Federación Pedagógica Steiner-Waldorf. “Es sin embargo en estas observaciones (…) donde encontramos declaraciones sorprendentemente premonitorias”…

A menudo confundida con la agricultura ecológica, la agricultura biodinámica debe su nombre a la organización de rituales esotéricos en los campos, encargados de dinamizar espiritualmente los suelos, las plantas y el universo a través de la meditación, una liturgia y accesorios supuestamente provistos de poderes sobrenaturales. Sus dogmas fueron enunciados por Steiner en 1924. “La biodinámica no es solo un ritual”, explica Jean-Michel Florin. “Pero es también un ritual”. El agricultor que acepta el pliego de condiciones de Demeter, la marca de certificación de los productos agrícolas cultivados en biodinámica, no se limita a producir frutas o verduras ecológicas: este druidismo le obliga a manipular cuernos llenos de boñigas y vejigas de ciervo, y a respetar un calendario cósmico. Como la carne halal o kosher, los vinos y zanahorias biodinámicos indican que respetan una codificación ritual. Experimentos científicos realizados sobre diferentes tipos de cultivos concluyen que la biodinámica no mejora ni los rendimientos ni la calidad de los cosechas (11) de la agricultura ecológica. Sin embargo, goza de buena reputación, especialmente en materia de viticultura, siendo sus producciones a menudo asociadas y a veces confundidas con el vino natural, que cuenta con un número creciente de amateurs.

La obra de Steiner tiene una dimensión más oscura. Desde 1910, afirma que los pueblos germánicos y nórdicos pertenecen al mismo grupo étnico, la raza aria (12), y denuncia “la atroz brutalidad cultural que fue el reasentamiento de negros en Europa, [que] hace retroceder al pueblo francés en tanto raza” (13). Algunos años después, numerosos antropósofos son miembros del Partido Nazi, las SS o las SA. “Las interconexiones, en cuanto a organizaciones y personas, entre la Sociedad Antroposófica y el NSDAP, eran suficientemente importantes como para preocupar a la facción antiesotérica de los nazis”, explica el historiador Peter Staudenmaier, profesor de la Universidad Marquette de Wisconsin (14). Nazismo y antroposofía, “ambas doctrinas pudieron complementarse, colaborar juntas o mantener relaciones de rivalidad según los años”, precisa. Aunque la historiografía antroposófica solo habla de las persecuciones sufridas por miembros de la sociedad bajo el nazismo, las investigaciones de Staudenmaier muestran que el jefe de la Cancillería del Partido Nazi, Rudolf Hess, apoyaba la antroposofía y que sus miembros no sufrieron persecuciones hasta mayo de 1941, momento en el que Hess se fugó a Escocia. Las SS organizaron programas de agricultura biodinámica en los territorios ocupados y los campos de concentración. Weleda proporcionó material de naturopatía para “experimentos médicos” con prisioneros de Dachau (15). “Tras la guerra, los antropósofos simplemente volvieron a sus asuntos y acallaron toda discusión sobre los aspectos más oscuros de su pasado”, cuenta Staudenmaier. “Numerosos exnazis hicieron carrera en la antroposofía después de 1945”.

En la “gran sala” del Goetheanum, durante la Asamblea General de 2018, el secretario general de la Sociedad Antroposófica en Italia, el Dr. Stefano Gasperi, sube al estrado para hablar de los principios que guían su actividad. “Desde un punto de vista médico, las enfermedades provienen de una mala relación entre nosotros y el mundo”, explica. “Rudolf Steiner nos enseña que estamos mirando un mundo muerto, del que lo divino se ha retirado, que solo produce pensamientos muertos. Por lo que mi lucha es inmensa. Ya que cuando auscultamos el corazón de un paciente, estamos en el corazón del paciente. Así que tengo que liberarme de lo que aprendí en la universidad”. Para Steiner, la enfermedad deriva de un “destino kármico”, indisociable de los errores y pecados cometidos por el individuo en una de sus vidas pasadas.

En 1917, Steiner presiente que el muérdago podría curar el cáncer. “Según las indicaciones de Rudolf Steiner, solo mediante la mezcla apropiada de extractos de muérdago de verano y de invierno puede el muérdago desplegar su ‘verdadero poder de curación’ del cáncer”, escribe el Dr. Peter Selg en un folleto publicado en 2017 por la Asociación por una Medicina Ampliada mediante la Antroposofía: “La fuerza del muérdago. Cien años de terapia contra el cáncer mediante el muérdago”. En este folleto, los extractos de muérdago (viscum album) son calificados de “remedio anticanceroso”. Producido y distribuido por Weleda e Iscador SA, vendido a más de 34 euros (contiene 6 ampollas), Iscador, “medicamento antroposófico de extractos de muérdago”, es ampliamente utilizado en Alemania y Suiza como “tratamiento complementario de las enfermedades tumorales”. Cuando los ensayos clínicos demuestran que no cura en absoluto el cáncer (16), los antropósofos responden que la investigación debe continuar. En su folleto “Un enfoque holístico contra el cáncer”, la clínica Lukas de Arlesheim presenta su oferta de cuidados: “La terapia a base de muérdago es fundamental en nuestros tratamientos. (...) Los efectos beneficiosos de la terapia a base de muérdago contra el cáncer son incuestionables. Nuestra preparación Iscador® se ha empleado con éxito desde hace décadas y está en constante desarrollo. (...) Nunca es demasiado pronto para comenzar una terapia con Iscador®”.

O para iniciarse en la doctrina de Steiner... Tras ingresar en la antroposofía a la edad de 9 años, a raíz de su escolarización en la escuela Steiner en Verrières-le-Buisson (Essonne), Grégoire Perra estuvo en su órbita tres décadas. Conoció a antropósofos enfermos de cáncer. “Se negaron a recibir tratamiento en Francia y optaron por una clínica antroposófica en el extranjero”, recuerda. “Como tratamiento, recibieron inyecciones de Iscador, homeopatía, y participaron en sesiones de arte-terapia. Ninguno regresó. Algunos legaron todos sus bienes a la antroposofía”. Formado en el Instituto Steiner de Chatou, Grégoire Perra enseñó en escuelas Steiner. Hoy dirige el sitio web crítico “La verdad sobre las escuelas Steiner-Waldorf” (17). Tras su ruptura, publicó un testimonio en el diario de la Unión Nacional de Asociaciones en Defensa de las Familias y del Individuo Víctimas de Sectas (UNADFI) titulado “El adoctrinamiento en la antroposofía en las escuelas Steiner-Waldorf”. En respuesta, la Federación de Escuelas Steiner-Waldorf lo demandó por difamación reclamando 50.000 euros en daños y perjuicios, procedimiento que fue desestimado.

Debido a que los antropósofos generalmente eluden el racismo y las excentricidades que recorren la obra de Steiner, los padres de los alumnos de las escuelas Steiner, los clientes de los bancos antroposóficos y los agricultores que practican la biodinámica conviven con un poder espiritual del que por lo general ignoran la historia, los fundamentos esotéricos e incluso los peligros de derivas sectarias que ponen de manifiesto los exadeptos de la antroposofía (18).

Desde sus orígenes, la Sociedad Antroposófica ha considerado como misión no masificar el movimiento mediante un proselitismo agresivo –los antropósofos se atribuyen solo 44.000 miembros en todo el mundo–, sino la creación de espacios donde germine una contra-sociedad (19). Estos islotes, ya sean escolares, médicos, económicos o agrícolas, trabajan para “regenerar espiritualmente” a los individuos. Cambiando las conciencias, se actúa sobre el conjunto de la sociedad, consideraba Steiner. Invitado a partir de 1899 a enseñar en la Universidad de Berlín fundada por el socialista Wilhelm Liebknecht, en una ocasión explicó a una audiencia de sindicalistas: “No es el conocimiento como tal el que confiere poder, son las fuerza del espíritu y la voluntad inquebrantable las que permitirán superar las injusticias y transformar el mundo”. Si bien “cambiar el mundo” importa, “solo nos corresponde a nosotros mismos transformar nuestra existencia”. Exasperados, los líderes socialistas excluyeron a Steiner del movimiento obrero. Más de un siglo después, la contracultura antimoderna, panteísta y puritana de Steiner disfruta de sólidos apoyos en la “sociedad oficial”.

Entre los 900 participantes en la Asamblea General de 2018 de la Sociedad Antroposófica Universal, figura Gerald Häfner, cofundador del partido Die Grünen (“Los Verdes”), diputado del Bundestag entre 1987 y 2002 y del Parlamento Europeo de 2009 a 2014. Miembro del comité directivo de la sociedad antroposófica alemana entre 2002 y 2005, Häfner dirige la Sección de Ciencias Humanas. Entre sus allegados se cuenta Paul Mackay, el hombre más influyente de las redes de negocios de la Sociedad Antroposófica Universal. Nacido en Hong Kong en 1946, Mackay estudió economía en Rotterdam y administración de empresas en Fontainebleau.

De 1977 a 2012, formó parte del sector bancario antroposófico como cofundador, director y posteriormente administrador del banco neerlandés Triodos. “Es terrible plantearlo así, pero el desastre de Chernóbil en 1986 fue una bendición para nosotros. Decidimos invertir en energía eólica cuando el sector apenas había echado a andar”, contaba al periódico holandés Trouw en 1997. “Trabajé por el desarrollo de ventajas fiscales para las inversiones verdes. Tras la implantación de políticas de exención de impuestos, nuestros fondos verdes experimentaron un crecimiento excepcional”. Desde 2012, Mackay preside el consejo de administración de los laboratorios Weleda. Paralela e ininterrumpidamente ha sido miembro del consejo de administración de la Sociedad Antroposófica –principal accionista de Weleda– desde 1996 hasta 2018. Lukas Beckmann, otro cofundador de Die Grünen, secretario general del grupo ecologista en el Bundestag entre 1994 y 2010, también prosperó en las esferas financieras antroposóficas. Ocupó desde 2011 hasta su jubilación en 2017 el cargo de director ejecutivo de GLS Treuhand, la fundación del banco.

En la terraza de un café de una capital europea, un exdirector de Triodos Bank habla de una década pasada al frente de una sucursal de la institución. “Me incorporé a Triodos porque creo en la banca ética”, comienza. “A mi llegada, leí a Steiner y comprendí que se trataba de un iluminado. Yo era uno de los pocos dirigentes que no era antropósofo, lo que provocaba preguntas de empleados que no entendían que aquello fuera posible”. Fundada por el gerente de un café alternativo, Peter Blom, Triodos lanza en 1980 el primer “fondo verde” de la Bolsa de Amsterdam. En la década del 2000, el banco experimenta un crecimiento que le obliga a contratar a dirigentes más allá de los círculos de iniciados. Este exdirector asiste a reuniones donde se leen poemas sobre dragones y a la renuncia de un directivo, superado por la omnipresencia de la antroposofía en la institución. “Triodos es un banco antroposófico menos ortodoxo que GLS en Alemania o La Nef en Francia, pero el pensamiento antroposófico es indisociable de su gestión. Un aspecto me pareció particularmente perverso: el de la ‘predestinación’. Si alguien ocupa un puesto directivo es porque está predestinado a ello, lo que significa que no hay que cuestionar sus decisiones. Triodos no es un ‘banco de izquierdas’. El banco ha obtenido grandes rendimientos con negocios en los que antes nadie creía, como la energía solar o la alimentación ‘bio’”.

Desmarcarse de la norma para labrarse un prestigio sin cuestionar las estructuras, este es también el camino seguido por la antroposofía en el ámbito de la educación. Inaugurada en 2015, la escuela privada Domaine du possible (“Ámbito de lo posible”) de Arlés está construida en plena naturaleza, ofrece tres sesiones de jardinería semanal, un comedor ‘bio’, cursos de equitación y no pone notas ni deberes a sus alumnos. Entre los padres de alumnos capaces de pagar sus elevadas tasas de escolaridad –entre 4 200 y 6 200 euros anuales por niño–, la escuela cuenta con un banquero de Nueva York, un Premio Goncourt y una estrella de cine.

Durante la jornada de puertas abiertas de la escuela, el 21 de abril de 2018, mientras una orquesta interpreta a Rameau, los jinetes franquean obstáculos ante la mirada maravillada de sus padres. Al lado de Praxède y Henri Dahan, las dos figuras de la Sociedad Antroposófica que dirigen la escuela, Françoise Nyssen (nombrada ministra de Cultura en mayo de 2017) fotografía el espectáculo. Nyssen es junto con Jean-Paul Capitani, de la editorial Actes Sud, la fundadora de la escuela. “Siempre he vivido en una especie de racionalismo e hizo falta un shock, un drama, para que de golpe el velo se rasgara y la espiritualidad llegara al centro de mi vida”, declaró Nyssen al periódico Nouvelles de la Société anthroposophique en France (20).

La escuela se apoya económicamente en la asociación Antoine Capitani, así llamada por el hijo de Nyssen y Capitani, fallecido en 2012. Un año después del drama, Nyssen conoció a Bodo von Plato, por entonces miembro del comité directivo de la Sociedad Antroposófica Universal. “En Francia –lamenta Von Plato (21) en su despacho del Goetheanum–, la antroposofía es vista como una secta. (…) Afortunadamente, Françoise Nyssen es una mujer abierta de mente. Nos hicimos amigos. Me alegró mucho que la nombraran ministra de Cultura. Le envié un SMS para decirle ‘es posible que ahora sea necesario que nuestro contacto se interrumpa’. Ella me respondió de inmediato con un mensaje con un corazón que decía: ‘Va, ¡no digas tonterías!’”.

En las aulas de la escuela Domaine du possible, descubrimos obras de pedagogía Steiner, horarios anunciando clases de euritmia, las cajas de lápices de las escuelas Steiner, la revista alemana de las escuelas Steiner, un botiquín con medicamentos antroposóficos y cuadernos de dictados que aluden a mitos medievales y dioses, en conformidad con la pedagogía Steiner. “Los profes dicen que esto no es una escuela Steiner, pero es 100% Steiner”, cuenta una alumna de secundaria. “Estoy en escuelas Steiner desde los 8 años. Mis padres cambiaron de casa para matricularme aquí. Y, la verdad, es la misma locura. Se hacen exactamente las mismas cosas que en una escuela Steiner”. Entonces, ¿por qué la escuela no está homologada como Steiner-Waldorf? “Porque en Francia hay demasiados prejuicios sobre el espiritualismo y contra Steiner en particular”, respondió Jean-Paul Capitani al diario de la Sección Pedagógica del Goetheanum (22).

Cada año, en diciembre, en todas las escuelas Steiner del planeta, los alumnos participan en una ceremonia iniciática: “La espiral del Adviento”. Tiene lugar en una gran sala completamente a oscuras. En el suelo, unas ramas de pino forman una espiral, en cuyo centro arde un gran cirio. Durante el ritual, los alumnos más mayores entregan una vela a los más pequeños. Mientras los alumnos y profesores cantan religiosamente en la oscuridad –en países no germanófonos a veces también en alemán–, los niños portadores de una vela, rodeados de la totalidad de los miembros de la escuela, avanzan solos por el interior de la espiral. Una vez llegan al centro, deben encender su vela y completar el camino de regreso. “Impresiona mucho cuando eres niño descubrir esa atmósfera ocultista”, cuenta una antigua alumna. “Esa liturgia simboliza el movimiento de interiorización del alma durante el invierno, y posteriormente su reorganización hacia la exterioridad del mundo”, explica Grégoire Perra. “Ir al centro de uno mismo significa encontrar al Cristo que va a nacer en Navidad”. En diciembre de 2017, sin que los padres de los alumnos fueran informados con antelación, se organizó este ritual en la escuela Domaine du possible. Su fundadora, la ministra de Cultura Françoise Nyssen, nos dijo durante la jornada de puertas abiertas que se trata de una escuela de la que está “muy orgullosa”. “Es en escuelas alternativas como esta donde se inventa el futuro”, asegura.

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(1) Gesamtausgabe, abreviado “GA” cuando citamos a Steiner, conforme a la numeración oficial de sus obras completas. Alrededor de 260 obras han sido traducidas al francés, la mayoría en las Éditions Anthroposophiques Romandes o en las Éditions Triades. Salvo indicación contraria, las citas de Steiner provienen de ahí.

(2) Geoffrey Jones, Profits and Sustainability. A History of Green Entrepreneurship, Oxford University, 2017; “Comment la banque GLS est anthroposophique” (PDF), entrevista con Thomas Jorberg, presidente de GLS Bank, Info3, 2013; “Ist die GLS Bank eine anthroposophische Bank?”, www.gls.de; “¿A quién financia Triodos?”, www.triodos.es

(3) Diversity as a source of inspiration” (PDF), informe anual de Weleda, 2016.

(4) GA 29, 30, 31 y 32.

(5) Entrevista con Florin, 23 de marzo de 2018.

(6) GA 13, “La Science de l’occulte”, y 261, “Nos morts”.

(7) GA 236, “Le Karma. Considérations ésotériques”.

(8) GA 13, “La Science de l’occulte”.

(9) GA 354, “Création du monde et de l’homme”; 347, “Les processus physiques et l’alimentation”; 354, “Création du monde et de l’homme”; 300a, “Conseils: Réunions avec les professeurs de l’école Waldorf de Stuttgart”; 349, “La vie de l’homme et de la Terre”; 136, “Les entités spirituelles dans les corps célestes et dans les règnes de la nature”; 98, “Êtres naturels et spirituels”; 182, “Comment puis-je trouver le Christ ?” y 107, “Le Moi, son origine spirituelle, son évolution, son environnement”.

(10) GA 178, “Derrière le voile des événements”.

(11) Linda Chalker-Scott, “The Science Behind Biodynamic Preparations: A Literature Review”, American Society for Horticultural Science, diciembre de 2013.

(12) GA 121, “mes des peuples. La mission des âmes de quelques peuples dans ses rapports avec la mythologie germano-nordique”.

(13) GA 300b, “Conférences avec les enseignants de l’école gratuite Waldorf à Stuttgart”.

(14) Peter Staudenmaier, Between Occultism and Nazism: Anthroposophy and the Politics of Race in the Fascist Era, Brill, Leyde-Boston, 2014.

(15) Peter Staudenmaier, “Anthroposophy and Ecofascism”, Institute for Social Ecology, enero de 2009.

(16) Edzard Emst, Katja Schmidt y Miriam Katharina Steuer-Vogt, “Mistletoe for cancer? A systematic review of randomized clinical trials”, International Journal of Cancer, n.º107, Heidelberg, 2003.

(18) Waldorf Watch

(19) Paul Ariès, Anthroposophie: enquête sur un pouvoir occulte, Éditions Golias, Villeurbanne, 2001.

(20) Nouvelles de la Société anthroposophique en France, París, septiembre-octubre 2015.

(21) Entrevista con el autor, 23 de marzo de 2018.

(22) Pädagogische Sektion Rundbrief, Dornach (Suiza), n.°58, 2016.

Jean-Baptiste Malet

Periodista, autor de La Capitale de l’humanité, Éditions Bouquins, octubre de 2022.

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