Al leer la gran mayoría de los artículos sobre el mexicano Carlos Slim que inundaron la prensa después de que apareciera en el primer puesto de las fortunas del planeta, su tren de vida parecería más cercano al del mexicano medio, que al de un miembro de la jet set por el que “sólo siente desprecio”. “No hay ‘despilfarro’ escandaloso en este apasionado del béisbol que no usa ordenador, escapa de las cenas mundanas, prefiere los ajíes al caviar, y que durante mucho tiempo condujo él mismo su automóvil”. Todo en él indicaría pues “austeridad”, e incluso “humildad”. Todo... salvo las cifras.
Según la revista Forbes, en el verano de 2007 la fortuna de Slim ascendía a 59.000 millones de dólares. Para Sentido Común, un sitio Internet mexicano de información económica, Forbes estaría equivocada, ya que el también llamado “Rey Midas” habría aprovechado un buen momento en la bolsa para superar (...)