Como razones externas de la violación del territorio del Ecuador por las fuerzas armadas de Colombia, en marzo pasado, es posible señalar dos esenciales. La primera, la estrategia de Estados Unidos con vistas a mantener su estatus de potencia hegemónica global. La segunda, el medio utilizado (con el apoyo tanto de republicanos como de demócratas) para el sostenimiento de esa hegemonía: la intervención militar. Es decir, la desestabilización de los Gobiernos adversos en las zonas estratégicas ricas en recursos de hidrocarburos (lo que conllevaría la desaparición del ala “nacionalista” –léase bolivariana– de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP) y la oposición sistemática a todo proceso de unificación política, energética y económica de bloques de países. El contexto mundial de agotamiento de las reservas energéticas es la causa de semejante estrategia de agresión.
Entre las razones internas que hacen de Sudamérica una región de alta conflictividad geopolítica es posible citar:
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