Los libros de los líderes políticos que, tras defraudar, echan la vista atrás sobre su trayectoria son de aconsejable lectura para aquellos que quieran hacerlo mejor. Ante la obligación de reconocer la desilusión que han provocado, suelen cargar las culpas al irrealismo de sus seguidores, al desenfreno de sus adversarios, a la complejidad del mundo y a un juego político que les obligó a prometer más de lo que podrían cumplir. Con todo, hasta una presidencia decepcionante ofrece algún logro del que guste presumir. El primer volumen de las memorias de Barack Obama concluye con un relato pormenorizado de la caza y ejecución de Osama Ben Laden.
Pero el autor, que ya debe de estar pensando en el capítulo que concluirá su segundo volumen, no puede extremar el eufemismo en la presentación de su balance. Y es que su presidencia, que comenzó jubilosa el 20 de enero de 2009, tras un (...)