Aunque en el mundo de la izquierda internacionalista resulta de buen tono querer “cambiar el mundo sin tomar el poder”, citando el título del famoso libro de John Holloway, Bolivia ha elegido otra vía. Al término del ciclo 1999-2005, que fue particularmente conflictivo, Evo Morales –el “primer presidente indígena” de América– llegó al poder y se dedica a transformar la sociedad de su país. Elegido el 18 de diciembre de 2005 en primera vuelta con el 53,72% de los votos, prometió defender los derechos de la población indígena –oprimida desde la colonización–, terminar con veinte años de políticas liberales e implementar la “agenda de octubre” (un conjunto de reivindicaciones que cristalizaron en octubre de 2003, en torno a la demanda de nacionalización de los hidrocarburos y de la refundación del Estado mediante una nueva Constitución).
Desde que asumió el poder, el Gobierno ha manejado los aspectos económicos con pragmatismo. Ha negociado (...)