Vemos cómo toda la prensa capitalista, escudándose en los accidentes de la Ouest-Etat, se abalanza contra los servicios públicos. Todos los acaparadores, todos los monopolizadores, todos los que después de haber robado a la nación magníficas riquezas querrían volver a acaparar, monopolizar y robar, todos los que acechan, en pos de nuevas concesiones, los minerales de Ouenza, el carbón y los minerales de Meurthe-et-Moselle, el oro de múltiples yacimientos, todos los que quieren captar, sin ser incomodados en su especulación, las fuerzas hidráulicas, generadoras de luz y movimiento, todos esos, en cohorte, desearían persuadir a Francia de la incapacidad del Estado democrático para dirigir una industria, y de la necesidad de ceder a empresas privilegiadas las riquezas que ellas ya usurparon, de entregarles todas las riquezas nuevas.
¿Engañarán con estas maniobras al pueblo obrero y campesino? ¿Se dejará el pueblo estafar y despojar una vez más? ¿Proclamará Francia su incompetencia, su (...)