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Amenazas terroristas, Alianza americana, Potencia emergente de la India

Pakistán, entre Washington y los talibanes

¿El fracaso sorprendente del Partido Nacionalista Bharativa Janata Party en las legislativas de mayo, en la India, va a facilitar las negociaciones con Pakistán? Desde que se ha conocido su victoria, el Partido del Congreso de Sonia Gandhi ha precisado que proseguiría el diálogo con su vecino, fundamentalmente sobre Cachemira. La misma voluntad existe en el entorno del presidente pakistaní Pervez Mucharraf, que busca mantener un frágil equilibrio entre las exigencias americanas y su voluntad de calmar a los islamistas.

por Jean-Luc Racine, junio de 2004

La onda de choque del 11 de septiembre de 2001 sigue sacudiendo a Pakistán. Por un lado el presidente Pervez Musharraf debe ceder a la presión estadounidense y cambiar de rumbo en los tres puntos que Washington define como esenciales: la “guerra contra el terrorismo” y Al Qaeda que se lleva a cabo en Afganistán, reavivada con el fortalecimiento de los neotalibanes; la relación indo-pakistaní para tranquilizar la situación en Cachemira, reiniciar el diálogo con Nueva Delhi y eliminar los riesgos de conflicto entre los países nuclearizados; por último -pero en sordina- la proliferación nuclear.

Por otro lado el general Musharraf intentó salvar lo que podía ser salvado: mantuvo la presión sobre Cachemira hasta 2003, ejerció contra Al Qaeda y los talibanes una acción significativa pero incompleta, reafirmó su poder al mismo tiempo que negociaba con los partidos políticos islamistas, y preservó los intereses de la casta que domina el país: (...)

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