En Bélgica, hablar de conflictos “comunitarios” no significa lo mismo que en otras naciones de Europa. El país, como lo precisa desde 1993 el artículo 1° de su Constitución, es un Estado federal compuesto de comunidades y de regiones. Las comunidades, en este caso, son tres: la flamenca, la francesa (es decir francófona) y la germanófona, ésta última formada por los 70.000 belgas que hablan alemán y viven en el Este del país. Entre la comunidad flamenca y la comunidad francesa, los puntos de fricción han sido muchos y la cohabitación a veces difícil.
Pero Bélgica es también un impresionante mosaico de comunidades
nacionales, formadas por numerosos extranjeros llegados en varias oleadas inmigratorias. Algunos de ellos - no todos – han obtenido la nacionalidad belga. Actualmente, los extranjeros representan cerca del 10% de la población del reino.
En Saint-Josse-ten-Noode, una de las diecinueve comunas de la zona urbana de Bruselas, (...)