Hacia la anexión de una parte de Cisjordania
Esas zonas industriales a la sombra del muro
Desde mediados del mes de mayo, el ejército israelí ataca furiosamente los campos de refugiados de Rafah, matando a decenas de sus habitantes y destruyendo sus casas por centenares. Ante esta masacre, bautizada como “operación Arco iris”, las “grandes conciencias” se callan. Este silencio es tanto más chocante cuanto que desde la primavera, la hecatombe no ha cesado: 60 muertos en abril, 100 durante los primeros veinte días de mayo. Nada es por azar: Israel decide cerrar la franja de Gaza antes de retirarse de ella, para concentrar la política anexionista de Israel sobre la Cisjordania. El general Sharon espera alcanzar así su objetivo : el “politicidio” del pueblo palestino, destruido en tanto que entidad política. El muro, a cuya sombra construye zonas industriales, cerrará un pseudo “Estado Palestino”, dividido en cuatro trozos privados de toda viabilidad.
por Meron Rapoport,
junio de 2004
En Irtah, una aldea cercana a Tulkarem, los granjeros aún pueden ver sus tierras desde sus casas situadas sobre la colina, pero, desde hace un año, no pueden acceder a ellas. Las fosas, los muros y los alambrados que materializan la llamada barrera “de separación” se lo impiden. Pero eso no es todo. El ejército israelí amenaza con confiscar sus 500 dunams perdidos. Sea como fuere, hay algo que es casi un hecho: el destino de esas tierras está sellado. Una zona industrial se construirá allí, a ambos lados de la barrera, con la ayuda de las autoridades israelíes y de empresarios palestinos. Los campesinos, privados de tierras, no tendrán otra opción que trabajar en las fábricas. Su salario mínimo será de apenas la tercera parte del vigente en Israel.
Tulkarem no es una excepción. Desde luego, la construcción de la “barrera” está lejos de concluir: 200 kilómetros de los 700 (...)