Anthony B., formado en Yaundé (Camerún), su ciudad natal, es un esclavo del balón. Hijo de agricultor, este joven de 23 años ya se ha recorrido todo el África del fútbol. En 2002, tras una primera experiencia difícil en la Segunda División de la Liga camerunesa –“cero salario”–, se expatrió en Guinea Ecuatorial, donde, en busca de una “vida mejor”, un club de Primera División lo fichó. Su representante le robó su prima de fichaje. Continuó su carrera en Nigeria, donde le pagaban correctamente (1.000 euros mensuales). Pero se lesionó. Le invitaron a abandonar el equipo, firmando por un club senegalés por… 45 euros al mes. Aguantó treinta días. “Con mucho enfado”, acabó aterrizando en Costa de Marfil, donde un entrenador le reclamó una parte de la prima de fichaje. Fin de la odisea. ¿Provisionalmente? Siempre como delantero, Anthony “busca países con condiciones favorables para recibirlo”. Mientras tanto, entrena con (...)
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La miseria del fútbol africano
Proletarios del balón
por David Garcia,
julio de 2018
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