Hacía tiempo que un movimiento social no causaba tanta inquietud a los gobernantes. La amplitud, duración y determinación del de los “chalecos amarillos” les ha sorprendido desagradablemente. También les ha desconcertado su heterogeneidad en cuanto a su interés por la política, actividad profesional, lugar de residencia y orientación ideológica. No puede ser imputado a organizaciones políticas o sindicales tradicionales: reúne diversos sectores de lo que llaman “la mayoría silenciosa”, en cuyo nombre dicen expresarse y de la que no esperan una movilización que no sea la del voto.
La obra del politólogo estadounidense Barrington Moore ofrece pistas que explican el surgimiento de este movimiento en gran medida espontáneo y débilmente coordinado. Su clásico ensayo, escrito en un momento en el que los académicos intentaban comprender las grandes oleadas de protestas de los años 1960 y 1970 en Estados Unidos, aporta una nueva perspectiva. Sustituye la clásica pregunta: “¿Por qué la gente (...)