El 25 de noviembre de 2018, los guardacostas rusos abordaron tres buques de guerra ucranianos que intentaban franquear el estrecho de Kerch. La flota, que había partido de Odesa, iba rumbo al mar de Azov, donde Kiev dispone de algunos centenares de kilómetros de costas. Más allá del incidente, esa escaramuza naval ocurrió en un contexto securitario regional en el que Rusia tomó el control desde que anexionó Crimea, en marzo de 2014.
La rivalidad por el acceso a un mar cerrado se añade ahora a la larga lista de tensiones que mantienen rusos y ucranianos. El incidente del 25 de noviembre es el último, y el más grave, de una serie de abordajes y de controles imprevistos de buques que han atravesado el mar de Azov desde comienzos de 2018.
En virtud de un acuerdo firmado en 2003, este mar fue por mucho tiempo, y por derecho, un condominio ruso-ucraniano. El (...)