Además de ocho muertos (siete personas arrolladas por vehículos y una mujer de 80 años fallecida por una granada de gas lacrimógeno que impactó en su casa), varios centenares de manifestantes, en su mayoría pacíficos, resultaron heridos durante las movilizaciones de noviembre y diciembre en Francia. Muchos de ellos han sido víctimas de la agresividad de las fuerzas del orden, que también han tenido heridos entre sus filas, pero también del empecinamiento de los sucesivos Gobiernos franceses en dotar a la Policía y la Gendarmería con equipos inadecuados para el mantenimiento del orden. Estas armas, prohibidas en la mayoría de países europeos, son regularmente denunciadas por algunos parlamentarios, por el defensor del pueblo (défenseur des droits) y por organizaciones no gubernamentales (ONG).
Pérdida de un ojo, fractura, hemorragia interna, pulmón perforado: estudiantes, manifestantes y periodistas sufrieron heridas por “balas de goma” arrojadas por un LBD 40 (originalmente, GL-06). Adquiridos en 2005 (...)